Cuando Juan de Oñate, el “último conquistador”, en su misión de explorar y conquistar las regiones al norte de México alcanzó el actual estado de Nuevo México, se encontró con diversos pueblos oriundos, entre ellos, los indios Pueblo, congregación de varias etnias diferentes (como los totoanos, hopi y queresanos) con las mismas costumbres, pero  distinto lenguaje. Aunque al principio se mostraron pacíficos frente al desconocido hombre del viejo mundo, pronto se tornaron las intenciones de unos y otros. Entre los hechos de armas españoles –para beneplácito de unos  y desazón de otros– encontramos la Guerra de la Roca, donde los españoles logran conquistar la «inconquistable» ciudad de las nubes, hogar de varios miles de indios queres, en una acción de represalia.

Cuando leí la historia de esta batalla me llegó la inspiración para pintar algunos aguerridos queres. Sin embargo, cuando fui a beber de la red, para mi asombro, no encontré nada sobre el warfare de los indios Pueblo. Por suerte, si que encontré un par de libros de donde podría obtener información, la cual plasmo aquí bajo mi propia interpretación y con mi propia pasta para rellenar las lagunas que se me han planteado (la mayor parte de la información procede de un libro que describe pinturas murales, donde los colores han perdido su tono original y donde sin los verdaderos autores, el significado no se alcanza completamente).

Indios Pueblo s. XVI

Como protección portaban escudos redondos u ovalados de 0,5-1m de diámetro, hechos de pieles normalmente de bisonte, búfalo o alce y pintados/decorados con diversos diseños en varios colores, habitualmente negro, blanco, rojo y amarillo. Se cree que los diseños que lucían los escudos eran indicadores de la cohesión social y poder  de cada pueblo. Comúnmente contenían elementos en relación al sol y otras deidades, quienes les otorgarían poderes mágicos y un efecto moral colateral, al servirles para confundir al enemigo haciéndole creer que el portador estaba asistido por una fuerza sobrenatural. En la batalla la vestimenta solía ser de gamuza o piel de búfalo, e incluía taparrabos, capas y mocasines o botas, e incluso podían portar armaduras de cestería. No obstante, solían ir desnudos, donde la pintura corporal cobra una gran importancia. En el caso de los pobladores de Acoma se pintaban líneas negras, rojas o blancas a lo largo del cuerpo, como por ejemplo, una raya negra a modo de antifaz sobre los ojos. En cuanto a la cabeza, podían cubrirla con un sombrero, en algunos casos puntiagudos, con uno o dos cuernos [de antílope] y plumas. A veces podía colocarse una cinta en la cabeza con la piel de una serpiente de cascabel.

Indios Pueblo s. XVI

Su arsenal ofensivo comprendía hachas de piedra, mazas o porras de media vara (43cm) coronadas con una piedra fijada por una correa, lanzas, látigos de yuca (una planta xerófila) y arcos con el carcaj de piel de puma o de león de las montañas. Las flechas tenían la punta de madera endurecida al fuego o contaban con puntas de pedernal. Según las representaciones, llevarían las porras y proyectiles en la mano derecha y el arco en la izquierda. Tenían dos tipos de arcos, el simple y el arco “D” (a partir del s. XIV), con una mayor curvatura y reforzado con tendones. También tenían dos tipos de mazas – ambas de dos cabezas –,  una con los extremos romos; y la otra, afilados. En algunos casos las representaciones muestran serpientes mágicas en las manos de los guerreros, cuyos fines combativos…son cuestionables.

En cuanto al simbolismo, el Sol (Padre Sol, dios de la guerra y la caza) está presente en la mayoría de escudos. En algunos casos se representa mediante un borde aserrado u ondulado en negro (estaban hechos con piel de bisonte) o bien con plumas de águila, guacamayo, pelos de caballo pintados de rojo o simplemente triángulos pintados en el borde exterior, representando así  los rayos del sol. También era común usar plumas de la cola de loros para dar tonos amarillos, simulando la luz del amanecer. En otros casos queda representado por un águila, las garras de un oso o incluso por una figura cornuda. En cualquier caso, el esquema más habitual era el de círculos concéntricos y la simple representación de un círculo. La representación del sol a veces está conjugada con una tela de araña (o lunetas), en referencia a la Mujer Araña o la Anciana Araña, otra deidad relacionada con la guerra, de carácter protector y consejera (como curiosidad, sus representaciones son semejantes a las encontradas en Teotihuacán, México). Otra representación más compleja de la Mujer araña consiste en varios triángulos fijados a una  línea que divide horizontalmente el escudo, representando los colmillos, y varios círculos en la parte superior, a modo de ojos. Por otro lado, para representar a los Gemelos de la Guerra (según el folclore puebla, hijos del Padre Sol, si bien también se menciona que fueron tejidos a partir de las nubes por la Mujer Araña), era habitual que pintasen la huella de la mano en rojo.

Indios Pueblo s. XVI

A partir del 1300 DC los diseños se hacen más complejos y variados, donde siguen predominando los círculos concéntricos, aunque dejan hueco a la estrella de cuatro puntas (representación de la Estrella Naciente), que aparece con más frecuencia. Podía ser tan sencilla como una simple cruz –raramente un asterisco– o de consistencia gruesa (semejante a la representación occidental de una estrella), en algunos casos con un círculo central, el cual a veces muestra un rostro pintado. Algunos diseños próximos a la estrella contienen elementos de águilas (mostrando unas garras), serpientes cascabeles (una cola partiendo del círculo central), serpientes cornudas o incluso unos talones. También cobran mayor importancia la representación de animales, especialmente aves como el guacamayo, la urraca, el búho, el águila o el arrendajo, pero también serpientes, osos, leones de las montañas, coyotes y lobos. Por otro lado, también optarían por diseños más reticulados, con rayas en diversas combinaciones – normalmente dividiendo el escudo horizontalmente – acompañadas de triángulos, círculos, lunares, cruces, arcos o figuras en zigzag en diversos colores, como el rojo y el amarillo.

Y ahora, pasemos al modelismo y los wargames. En el mercado del 15mm no existen figuras de indios Pueblo, por lo que tuve que conformarme con unos Iroquois de Khurasan Miniatures. El primer problema que se me planteó, y que abordé mal con los Méxicas, es el color de piel, más oscura que la gente de Europa. Al final opté por usar dos colores carne de Game Color: carne marrón (066) mezclada con marrón mate (984) a partes iguales como color base y a continuación toda una subida de luces, primero con la carne marrón pura y a después mezclándola con piel de enano (041) hasta alcanzar el color puro. En cuanto a las pintura corporal, la hice diluyendo un poco más de la cuenta la pintura, no tanto como una tinta, pero lo suficiente para que buscase los recobecos y así conseguir unas luces más realistas (las luces quedarían hechas al haber menor cantidad de pintura en las zonas más protuberatnes y más en los rincones). Sin duda, lo más vistoso de estás miniaturas son los escudos, así que tuve que buscar un poco de info y el resultado es lo que publico en esta entrada. He puesto algunos diseños (gracias a Nagash) basados en las pinturas que aún hoy en día se mantienen sobre las piedras, pero hay muchos más. Y como se ven en los diagramas, los colores básicamente son el blanco, el negro, el amarillo y el rojo.

Bibliografía

Heath, I. (1999). Armies of the Sixteenth Century: Armies of the Aztecs, the Incas, other native peoples of the Americas and Spanish America, 1450-1608 . In: Capítulo 2, Mesoamerica c. 1450-1600. Foundry Books. 83-84pp.
Láinez, M. F. & Torres, C. C. (2009). Banderas lejanas: la exploración, conquista y defensa por España del territorio de los actuales Estados Unidos. In: Capitulo 3.1. Una aventura épica: el Camino Real de tierra dentro. EDAF.
Schaafsma, P. (2000). Warrior, Shield, and Star: imagery and Ideology of Pueblo Warfare. Western Edge Press.

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